COLSAPE

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VISIÓN

Educar personas con identidad cristiana-católica y agustiniana, mediante el aprender a ser, saber hacer y aprender a convivir, con el fin de forjar líderes íntegros que busquen el bien común para la sociedad.

MISIÓN

Fortalecer su identidad cristiana-católica y agustina, manteniendo así su reconocimiento en la educación de ciudadanos lideres y competitivos, capaces de humanizar el mundo globalizado en el ámbito de la cultura, la ciencia y la tecnología.

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ORGANIGRAMA

COLEGIO SAN AGUSTÍN DE PENONOMÉ

IDEARIA DEL COLEGIO SAN AGUSTÍN

La Orden agustiniana tiene una larga historia educativa y ha desarrollado su actividad en los más diversos ámbitos sociales.  Su espíritu y estilo de educar siguen vivos y sintonizan con la sociedad actual y con la demandas del hombre de hoy. 

Nuestra historia educativa en Colegios nos permite ofrecer a la sociedad una educación integral, para que los alumnos perfeccionen todas sus potencialidades, un sistema de coeducación, una gestión escolar participada por toda la Comunidad Educativa, según lo establecido por las leyes de enseñanza, y una calidad educativa propia, inspirada en los siguientes valores agustinianos:

INTERIORIDAD Y TRANSCENDENCIA

Proceso de autoconocimiento que nos lleva a aceptarnos y amarnos con la finalidad de trascender por medio del encuentro personal, con los demás y con Dios.

INQUIETUD Y BÚSQUEDA

Inquietud inagotable por la vida y por el conocimiento que nos conduce a fomentar el espíritu investigativo.

LIBERTAD

Ofreciendo a todos los conocimientos de la ciencia, la riqueza de la virtud y el mensaje de la fe.

VERDAD

Manifestación del proceso de interioridad y de búsqueda, como fuente de los descubrimientos en el plano de la vida humana y de los saberes.

AMISTAD Y AMOR

La amistad es el grado más alto de las relaciones interpersonales. Se fundamenta en la gratuidad del amor y el afecto, que busca el crecimiento mutuo, sin excluir a los demás, es el motor de la vida y consiste en ponerse al servicio de una buena causa social y humana, expresando adecuadamente los sentimientos y emociones.

JUSTICIA Y SOLIDARIDAD

Reconocimiento de la dignidad de la persona, que exige compartir lo que se es y lo que se tiene con los demás, sin esperar nada a cambio.

Las dos dimensiones del hombre agustiniano, en relación dialéctica, de complementariedad son:

Personal

En inquieta búsqueda de la Verdad por el camino de la INTERIORIDAD para llegar a la TRANSCENDENCIA

Comunitaria

Que se concreta progresivamente en FRATERNIDAD-AMOR-CARIDAD.

El Centro agustiniano se caracteriza por: Un progresivo aprendizaje que conduce el  conocimiento siempre creciente de toda la realidad, especialmente del hombre y de Dios. Una sincera y nombre apertura a todos los hombres para construir una sociedad más fraterna y solidaria. Las dos dimensiones del hombre agustiniano presuponen las siguientes actitudes:

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Historia del Colegio

Todo comienza con el Centro Escolar Los Sagrados Corazones, que se fundó en el año 1988 por la Prof. Guillermina Carrizo Araúz y Damaris Vásquez. Al Colegio regentado por la Familia Carrizo, se le fusionó otro Centro Parvulario también propiedad de los Carrizo. Desde 1990 cambia su primitivo nombre por el de Los Sagrados Corazones. La institución se dedica a los Corazones de Jesús y María y se mantiene como Patrona a la Niña María, cuya festividad el 8 de septiembre coincide con el aniversario fundacional de la Institución.

Desde finales del 2007, nuestro Vicariato tramitó la adquisición de un nuevo Colegio –el de los Sagrados Corazones– en Penonomé, Calle Héctor Conte Bermúdez, Miraflores-Vía El Coco. Pertenecía a una familia que se lo ofreció gustosamente a los Agustinos.

 

Tras estudiar el tema en varias sesiones, el Consejo Provincial dio vía libre a la adquisición del Colegio de Penonomé por parte del Vicariato. Formalizado el contrato de compra, y después de notables reformas y mejoras, comenzó a ser regentado por los agustinos del Vicariato desde el 26 de enero de 2008 e inició sus labores en marzo del mismo año.

El 11 de diciembre de 2008, con el Resuelto 3251 del Ministerio de Educación, cambió de nombre pasándose a denominar Colegio San Agustín de Penonomé y el 21 de diciembre de 2009, con el Resuelto de funcionamiento 3852, se autoriza definitivamente, la gestión educativa agustiniana en tierras zaratinas.

AMOR-SOLIDARIDAD-VERDAD es la triada humanística y espiritual que se pretende transmitir a los estudiantes para que, adquiriendo sólida conciencia cristiana del mundo, de las cosas y de Dios, juntos sean constructores de un Colegio-Hogar, una familia.

Integran su primera Comunidad los Padres Salvador Barba, Ángel Luis Quintero y Pedro A. Moreno. Su capacidad actual es de mil alumnos.

“La escuela es una gran familia en la que el diálogo, la interacción y el comportamiento se constituyen elementos connaturales del proceso educativo. La meta no es la información-conocimiento, sino la formación – sabiduría. No la transmisión de ideas como datos, sino la oferta y promoción de ideales como actitudes”.

San Agustín

If you want a good education

Primeros años de San Agustín

Agustín estudiante

Agustín profesor
Agustín cristiano

13 de noviembre del año 354: Aurelio Agustín nace en Tagaste. Este pequeño pueblo está situado al Norte de África, que hoy se le conoce por Souk-Ahras. Patricio, su padre, desea que comience a estudiar cuanto antes. A su sufrida madre, Mónica, sin embargo, le interesa que conozca la fe cristiana.

Hasta los once años Agustín permanece en Tagaste y asiste a la escuela del pueblo. El escaso interés que demuestra por ir a la escuela y el temor al castigo se entrelazan con su forma de ser alegre. En estos años todos le consideran un niño revoltoso y travieso. Su padre emplea su dinero de pequeño propietario para que se traslade a Madaura, ciudad situada a unos 28 km. y complete allí sus estudios. En esta ciudad el estudio le resulta un poco más tolerable. Eso sí, aborrece el griego, pero lee a escritores latinos como Cicerón. Sus problemas comienzan a los 15 años.

Ha terminado la segunda etapa de estudios en Madaura y regresa a Tagaste. Patricio y Mónica desean que siga estudiando y con sus ahorros y la ayuda de un amigo rico del pueblo le envían a Cartago a terminar su preparación. Algo más alejado de sus padres –196 km.–. Agustín comienza a vivir y disfrutar. Sus preocupaciones son el teatro, los baños y el sexo. Al cumplir los 17 años ya comparte su vida con una chica de su edad. Fruto de esta relación será su hijo Adeodato. No obstante, él espera colocarse pronto como profesor para estabilizar esta relación. Pero este mismo año, 371, muere su padre. Ante este acontecimiento, el muchacho apasionado comienza a ser consciente del gran sacrificio que han realizado sus padres para que él se construya un futuro. Muchos empiezan a considerarle “un joven prodigio”. Lo cierto es que su manera de ser y sus lecturas le van configurando como una persona inteligente e inquieta. También entra a formar parte de una secta: los Maniqueos.

Agustín regresa a su pueblo como profesor de Gramática a los 19 años. Es un buen profesor y también un excelente Maniqueo. Tagaste le queda pequeño y, cuando muere un amigo suyo, se marcha de nuevo a Cartago a enseñar Retórica, ya que no puede soportar la pena de su ausencia. Le acompañan algunos de sus alumnos de Tagaste. En estos años sigue leyendo mucho. También escribe poesía y en varios certámenes consigue algunos premios. Aunque solo tiene 26 años, publica su primer libro. El año 383 Agustín decide ir a Roma. Busca alumnos más formales y también desea ganar más dinero. Pero, sobre todo, su aspiración es triunfar en la Capital del Imperio. Allí consigue abrir una escuela. Al año siguiente marcha a Milán, al ganar por oposición la cátedra de Retórica de esta ciudad. Mónica, su madre, va con él. Desea que su hijo se convierta al cristianismo.

En Milán el “profesor africano” comienza a visitar asiduamente la Catedral atraído por la fama del Obispo Ambrosio que es un gran orador. Pero las palabras de Ambrosio día tras día van resquebrajando su inquietud constante en busca de la verdad. Por éste y otros factores, se encuentra en esta disposición cuando se entrevista con Simpliciano, Ponticiano y otros cristianos que han dejado todo por seguir a Dios. Y será una meditación constante, la paz de un jardín y unas palabras de la Biblia (“No en comilonas ni en borracheras… sino revestíos de Nuestro Señor Jesucristo” Rom 13, 13) quienes le den otro empujón, y para convertirse en un hombre nuevo, convirtiéndose al cristianismo. “Brilló en mí como una luz de serenidad”, escribirá en sus Confesiones. Tiene 32 años. Su ideal va a ser a partir de ahora conocer a Dios para amarle. Continúa dando clases, pero ya ha decidido abandonar la enseñanza. Y así lo hará al finalizar el curso. Inmediatamente se retira con sus amigos a una finca que les han dejado en Casiciaco. Y en este lugar de descanso reflexiona, escribe y comparte con sus amigos la preparación para el bautismo. Todos conviven como si fueran una sola persona que está orientando sus pasos hacia Dios. Al llegar la Pascua de este mismo año, 387, Agustín recibe el bautismo de manos de Ambrosio.

Agustín monje
Agustín obispo
Agustín fundador
Agustín Santo

Muy pronto Agustín siente deseos de volver a su patria. Embarca. Pero incluso la espera en el puerto de Ostia, cerca de Roma, se le hace insufrible. Además, su madre –la mujer que oró y lloró pidiendo a Dios su conversión– muere allí. Por fin llega a Tagaste. Lo primero que hace es repartir su herencia entre los necesitados y funda un monasterio donde va a convivir con los amigos que le han acompañado. Ahora su único plan de vida es la oración y la convivencia con los monjes. Sin embargo, pronto pasará a ser el consejero de todo el pueblo. Recibirá cartas de Italia, España, Africa… Todos desean recibir su consejo. Este mismo año, 388, sufre la muerte de su hijo que vivía con él.

Pasan tres años. Agustín realiza un viaje a Hipona con intención de visitar a un amigo y traerlo a su monasterio. Pero es él quien se queda allí ante la petición de Valerio –el obispo– y la gente del pueblo, haciéndole sacerdote. Desde este momento su actividad cambia. Comienza a predicar y administrar sacramentos. Incluso dedica un tiempo a la preparación y adaptación de sus conocimientos a estas nuevas tareas. Pero necesita monjes amigos junto a sí y decide fundar otro monasterio en un jardín que le deja el obispo. Valerio le consagra obispo auxiliar por temor a que se lo lleven a otro lugar y Agustín comienza a llamarse “de Hipona”. Un año después será obispo de la ciudad a los 42 años.

Ahora tiene que desempeñar todo tipo de trabajos: juez, limosnero, consejero… Pero su actividad como fundador de nuevas comunidades no decrece. Ve con alegría cómo a sus mejores monjes, Alipio, Evodio, Posidio y Bonifacio se llevan obispos a otras ciudades africanas. Viaja, lee, escribe. Hacia el año 398 aparecen “Las Confesiones”, dos años después comienza el “Tratado sobre la Trinidad”, en el 413 inicia la “Ciudad de Dios. Se enfrenta también en una polémica seria con Donato y los donatistas defendiendo que Cristo es el autor de los Sacramentos y no depende su eficacia de la santidad del sacerdote que los administra. Así ocupa 35 años de su vida.

A los 76 años, cuando Genserico cerca Hipona, Agustín deja sus libros y sus discusiones en favor de la fe para retirarse a la Paz de Dios. Es el 28 de agosto del año 430. Agustín, rodeado de amigos, entrega su vida a su mejor Amigo: Dios.

La Iglesia lo reconoce como santo y uno de los cuatro Padres de la Iglesia en occidente. Su influencia a lo largo de los siglos ha sido fundamental en la doctrina cristiana.

Obras completas

Reglamento Interno COLSAPE

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